domingo, 10 de octubre de 2010

Cuando la tierra llora así, el cielo transparente ha de soportar la carga de su tristeza.

Tus pies, de los que nunca se sabe
adónde se dirigen.
Tus mejillas, sujetas por la sonrisa.
Tus ojos rotos.
El llanto sobreviene sin remedio, la lluvia
viene como una enfermedad, como la guerra de invierno.
El llanto, que se llora a sí mismo
es un acto absurdo, porque
no sabe vivir.
Como esta enfermedad, que no conoce la muerte.
Pero cuando la lluvia ¿no lo sabías?
cubría tus ojos
yo te amaba.